Cercados en el planeta amarillo by Ralph Barby

Cercados en el planeta amarillo by Ralph Barby

autor:Ralph Barby
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ciencia ficción, Novela
publicado: 1983-01-31T23:00:00+00:00


CAPITULO VII

Una gran congoja invadió a aquella hermosísima mujer llamada Nuriana.

Noi respetó su silencio, su dolor, hasta que ella quiso hablar.

Noi la obligó a alimentarse, arriesgándose a que rechazara sus alimentos, pero no fue así. Comió aunque muy poco.

—¿Cómo era antes este planeta?

—Era un planeta hermoso. Había prados, bosques, océanos.

—¿Qué ocurrió?

—La nube cósmica.

—¿Una nube cósmica?

—Sí, una nube cargada de gases venenosos, polvo fosfórico en suspensión, radio y ácido sulfúrico cristalizado o algo parecido.

—Eso es muy grave.

—Los científicos preveyeron que sería grave y tomamos nuestras precauciones.

—¿Por eso te criogenizaron?

—Sí. Nuestros científicos sólo tenían una cápsula que no estaban seguros de si funcionaría.

—Pues ha funcionado. Lo que no sé es el tiempo.

—Hemos girado en torno a nuestra estrella roja siete mil veces.

—Eso es mucho tiempo. La nube cósmica arribó y descargó sobre vuestro planeta, y lo asesinó recubriéndolo de fósforo, azufre, derivados del azufre y radio, por eso le llamamos el planeta Amarillo.

—Si, es lo que estoy viendo.

—¿Enviasteis mensajes?

—¿Adonde?

—Al espacio.

—Creo que sí, pero no lo sé con certeza.

—¿Poseíais cosmonaves capaces de saltar de este a otro planeta?

—No. Teníamos algunos satélites, pero habrán desaparecido también.

—Entonces, ¿tu civilización se halla debajo de esa capa de color amarillo?

—Posiblemente, habría que excavar para encontrarla. Por lo visto, la atmósfera fue atacada y los gases que quedaron se licuaron y solidificaron después, formando parte de la corteza dura del planeta.

—Sí, eso parece. No creo que merezca la pena levantar millones de toneladas de este mineral compuesto de color amarillento para buscar una civilización sepultada.

—Después de la muerte y desaparición total de la civilización a la que pertenezco, no deseo seguir viviendo.

—Si deseas que descubramos algo, podemos volar con explosivos nucleares alguna zona y sacaremos a la luz lo que haya sepultado.

—No, no quiero ver más muerte. Quiero morir yo misma, ya no tiene objeto que siga viviendo.

—Te equivocas, puedes fructificar en una nueva civilización.

—¿Una nueva civilización? El planeta está muerto.

—Este no es el único planeta que existe en la galaxia. Hay muchos otros.

—¿Con vida?

—Los hay con vida y civilizaciones muy avanzadas; otros tienen vida primaria de seres inteligentes y en algunos sólo existen pequeños animales y el reino vegetal. Tienes que vivir.

—¿Para qué? ¿Para que me lleves a tu planeta y me muestres como una especie rara de superviviente de una civilización perdida?

—No, si no es tu deseo.

—¿Para qué quiero vivir, entonces?

—Ya te lo he dicho, para que fructifique en ti una nueva civilización.

—¿Cómo es vuestra civilización?

—Buena y mala, o mala y buena, como prefieras, pero existen otros planetas para vivir. Ya te lo he dicho.

Nuriana no parecía muy decidida a sobrevivir después de constatar la muerte de toda su civilización.

—En realidad, ¿qué eras tú en tu civilización? —preguntó Noi, tratando de hacerse comprender, lo que le resultaba bastante difícil, aunque Nuriana, a medida que transcurrían los minutos, captaba más y más.

—¿Te refieres a qué hacía en mi civilización?

—Sí.

—Yo era hija de un científico y científico a mi vez.

—¿Científico? Creí que serías la reina, la princesa o algo por el estilo.

—¿Por qué?

—Por ser la superviviente.

—No. Fui elegida



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